martes, 17 de febrero de 2015

La curiosidad no siempre mata al gato...

"Salseando también se aprenden cosas" dice siempre mi padre... Aprender no lo sé, pero descubrir se descubren y ello puede abrir un camino hacia un nuevo aprendizaje o enriquecer el que ya se esta dando.

En los últimos años las nuevas tecnologías han inundado nuestras vidas, ocupando un lugar imprescindible en nuestro día a día. Los adultos, intentamos justificar el uso excesivo de ellos argumentando que facilitan nuestra vida, que en el siglo en el que vivimos debemos enriquecernos de las facilidades que se han descubierto, que un buen uso de ellos no tiene porque ser malo, bla bla bla, bla bla bla. 

Pero, ¿nos hemos parado a pensar en la influencia que tiene esto en los pequeños? Los niños, hacen lo que ven hacer a los mayores. Por lo tanto, si mis padres están en continuo contacto con las tecnologías, ¿por que no estarlo yo también? Esta idea puede reflejarse en el cuento de El cumpleaños de pooqui que he encontrando mientras salseaba por los blogs de los compañeros del curso pasado. Cuenta la historia de el elefante Pooqui que cumple años y todos sus amigos deciden regalarle objetos tecnológicos. Sin embargo, Pooqui prefiere regalos tradicionales para poder jugar con sus amigos. 

Este corto relato, me ha llevado a reflexionar sobre el abuso de las nuevas tecnologías que empleamos incluso con los pequeños de la casa. En lugar de usar las nuevas tecnologías como un recurso de complementación, de nueva vía de transmitir conocimientos o de apoyo, las usamos como sustitución de todo lo usado hasta ahora, por ejemplo para el ocio de los niños. Pudiendo llegar a sustituir una tarde de parque al aire libre corriendo para arriba y para abajo en socialicación con más niños, por una tarde en casa o sentado en el banco del parque jugando con una consola.

Mediante esta entrada no me posiciono en contra de las nuevas tecnologías, pero si a favor de un uso correcto, dosificado e inteligente. Hagamos de ellas una herramienta más en todos los ámbitos de nuestro día a día, enriqueciendo las  herramientas tradicionales y sin dejar estas últimas de lado. Es decir,¡nuevas tecnologías sí, pero en dosis adecuadas!